Las cosas cambian … otras no, o mejor dicho, aún no.
Los últimos 21 meses han sido un período muy inusual, gracias principalmente a la pandemia, pero muchas cosas siento que no han cambiado en ese lapso de tiempo. Cada día parece como todos los demás. Lo más recomendable para alguien de mi edad es quedarse en casa y trabajar a través del correo electrónico y el Zoom – ya sea en relación a asuntos de trabajo o personales.
Los días de semana no se sienten tan diferentes de los fines de semana.
¿Qué ha cambiado en nuestro entorno en los últimos 12 meses?
Hemos visto una elección y un cambio de presidente, así como una mayor sensibilidad sobre cuestiones del Perú “profundo”, desigualdad y temas medio-ambientales.
Si bien esos temas han emergido con mayor claridad, hasta ahora, los resultados de dicha mayor sensibilidad, son poco tangibles.
En cuanto a la desigualdad debo incidir sobre algo en lo que se peca mucho. Esto es, en no contrastar puntos de vista con datos reales. Aquí me refiero específicamente a la desigualdad. Veo con mucha frecuencia a jóvenes congresistas comunicando que el Perú es cada vez más desigual y que el crecimiento económico no se ha visto acompañado de una mejor distribución de la riqueza. Es lamentablemente que los periodistas que entrevistan a estos congresistas no estén mejor informados (y que ni siquiera tengan la curiosidad intelectual) como para poder rebatir, con argumentos y datos, este tipo de declaraciones no fácticas (ver: https://fred.stlouisfed.org/series/SIPOVGINIPER )
Pero regresando a nuestro acontecer: Afortunadamente, se desarrollaron, aprobaron y distribuyeron vacunas. Por lo tanto, la Covid19 disminuyó, pero ahora hay un resurgimiento impulsado por la variante Delta, y últimamente la Omicron.
En el mundo de los negocios, hay poco que sea nuevo:
- El resurgimiento económico que comenzó en el tercer trimestre de 2020, con un aumento del PBI sigue en marcha pero a un ritmo bastante menor (claro, como consecuencia del desbarrancamiento del PBI el año pasado). ¿Será perdurable? ¿O será un rebote de “gato muerto” como dicen?
- Los mercados de valores, que comenzaron a repuntar en marzo de 2020, tuvieron un tropiezo significativo en Agosto de este año dada la percepción hostil hacia la empresa privada por parte del actual gobierno. Desde ese momento en adelante, los indicadores han mejorado. La bolsa en estos momentos, se encuentra a niveles similares a los de 2019, 2013 y 2007 ¿Se puede hablar de la década perdida? Eso se lo dejo a los historiadores económicos.
- La preocupación por el aumento de la inflación ha resultado estar bien fundada hasta ahora, pero todavía no hay un consenso en cuanto a su causa principal (laxa política monetaria global, cadena de suministro/mercado global, devaluación del sol) o si será transitoria o duradera.
Las tres condiciones enumeradas anteriormente estaban presentes hace meses, y hoy han cambiado poco.
Pero si miramos un poco más lejos en el horizonte, vemos una figura incierta en diversos frentes. La incertidumbre, como sabemos, genera desconfianza en las inversiones de importancia, incluyendo las inmobiliarias.
Seamos honestos con nosotros mismos: El Perú no es una potencia ni industrial ni tecnológica. Esa es la realidad de hoy. Esperemos que en el futuro eso cambie y podamos ir más arriba en la cadena de valor añadido. Este tipo de cambio require muchos años, tal vez décadas.
El Perú de hoy necesita seguir impulsando a las industrias extractivas (principalmente por motivos de impuestos, inversión directa y empleo indirecto) y a las agropecuarias (por motivos de empleo masivo directo). Hacer otra cosa es altamente irresponsable e incluso, inmoral para con los más necesitados.
Necesitamos soplos de cambio en la dirección correcta. El sector inmobiliario lo requiere. Pero sobre todo, toda la economía y todos los peruanos.
Si le puedo hacer de ayuda en sus requerimientos inmobiliarios, por favor, hágamelo saber al correo [email protected]
