CISNE VERDE, NUNCA DESPERDICIES UNA CRISIS
Hace algunos días en una mesa de trabajo, escuché emplear el término cisne negro dentro de la conversación (refiriéndose al COVID-19). Este concepto de cisne negro, tomó fuerza luego de la crisis subprime de 2008 y desde entonces muchos economistas y financieros hacen referencia para predecir catástrofes (financieras) globales. Este concepto fue desarrollado por Nassim Taleb, en el año 2011, en su libro “El Cisne Negro “, algunas de las características de un cisne negro es su rareza y el impacto global; son eventos que están fuera de las expectativas, y la misma gestión de riesgos, y pese a su rareza, el ser humano tiene la tendencia a explicar el fenómeno e intentar predecirlo.
Por otro lado, sugiero investigar sobre el concepto de Cisne Verde (P. Bolton, M. Despres, L. Pereira da Silva, F. Samama y R. Svartzma; 2020), dado por el Bank for International Settlements (BIS), donde juega un poco con la metáfora del Cisne Verde (versus el cisne negro), este concepto está más enfocado al impacto del cambio climático y las pandemias, como origen de las próximas crisis financieras.
Principalmente, las diferencias observables van por previsibilidad, mientras habíamos indicado que los cisnes negros tenían un halo de rareza, los cisnes verdes son previsibles; sin embargo, no tenemos claro el momento que se darán (cuándo) y la forma de la ocurrencia (dónde y cómo). Otro diferencia es quién investiga estos efectos, mientras los cisnes negros están comprendidos dentro del área de conocimiento de economistas y analistas financieros; en el caso de los cisnes verdes, la investigación se centra en la literatura de los científicos en una primera etapa y la tercera diferencia es sumamente importante, los efectos de los cisnes verdes son irreversibles (es decir, el daño es causado a nuestro medio ambiente) mientras que los cisnes negros, son duraderos pero finalmente nos podemos recuperar.
En este escenario, la crisis debe tener un principio de oportunidad para todos en general. Últimamente, hablamos de ética, pero no generamos conciencia social empresarial; queremos ser competitivos, pero no hacemos cambios estructurales en nuestras empresas para mejorar nuestro servicio y ser más cercanos a los clientes; queremos representatividad, pero no hacemos nada para unificar criterios y comunicar nuestras inquietudes.
Esta crisis de COVID-19, podría resultar un cambio en el mindset de las personas y nuestra sociedad, aceptando políticas verdes y un nuevo ecosistema empresarial peruano. Estamos viendo cambios a nivel climático, ésta confinación social obligatoria global está dejando al planeta respirar, reduciendo la huella de carbono y las emisiones de efecto invernadero, nos está dando el tiempo y la oportunidad para repensar las cosas e interactuar de forma distinta con los clientes y la sociedad en general. Este es el momento para crecer a otro nivel, no sólo vernos obligados a transformarnos digitalmente, sino ser parte de un nuevo sector de bienes raíces con mejor estructura organizativa, un gremio más unido, con una visión compartida de crecimiento, sistemas colaborativos de trabajo y una filosofía de mejora continua.
